Suecia y la paradoja del bienestar, pt. II [precisión]

Un elaborado comentario en la entrada anterior captó mi atención. La respuesta a tan largo comentario, por supuesto, iba a ser muchísimo más larga, por lo que, así como en ocasiones anteriores, no he tenido más remedio que pasarlo a una nueva entrada. Espero que esta respuesta sirva como precedente para poder evitar los siguientes errores por imprecisión. Podéis ver el comentario completo aquí

Procedo: 

Estimado Anónimo… el filósofo jamás censura, pero cabe matizar algunas de las cosas mencionadas en tu comentario. 

A: El cerebro de un ser humano y todas sus conexiones neuronales no se pueden comparar a ningún otro animal.

Sin embargo, aun si la complejidad mercantil es mayor o más burocrática que en el reino animal, la esencia perdura. Y aquí en este espacio siempre tratamos lo esencial, abstrayéndolo de las pequeñas y nimias particularidades.

A: Mola más ser una yegua que un pingüino que se tira toda su vida con una pareja. 

Muy aguda ironía, pero hay que recordar que el valor de las relaciones monógamas es completamente subjetivo (mas no sus consecuencias materiales) y que no hay ningún ataque real en esta frase, puesto que en mis entradas siempre recalco la necesidad de observar los impactos materiales últimos a la hora de tomar decisiones, y barajar según convenga. 

A: Los riesgos: "A ver si que mi hijo tenga un padre va a ser un riesgo para seguir buscando otro esperma un sábado noche". Al fin y al cabo, eso es un hombre: esperma.

Bueno, este es el típico argumento para desacreditar a las mujeres que deciden tomar este tipo de vía. Muchos hombres han tomado la decisión de prescindir del matrimonio, aunque esto tenga un equivalente con algunas diferencias respecto a la hembra. Algunos hombres que toman el matrimonio o la persecución de éste como molestia, no suelen terminar como padres solteros. 

El hijo, de hecho, es mucho mayor impedimento y responsabilidad que el marido; sin embargo, como se dice «la verdad es que los deseos reales son estos: el del hombre por la mujer y el de la mujer por el hijo», debido a la inversión dispar, un hombre no debe preocuparse por ser padre soltero, puesto que su promiscuidad puede derivar fácilmente en hijos desatendidos que suponen ya la carga de sus madres, no necesariamente deben tomarla ellos también; sin embargo, para la mujer es un impedimento mayor para proceder con normalidad.

La inversión que la mujer pone en el hombre es la dedicación del esfuerzo y tiempo en una persona que genéticamente no es fruto de ella. Emocionalmente es duro y por ello apelan este tipo de procedimientos. La mujer, consciente de los riesgos de una relación marital y capaz ella misma de generar esa copia genética tan anhelada, rechaza esa preocupación y se queda con lo que es exclusivamente «fruto de sí misma», anulando el potencial arrepentimiento del matrimonio —puesto que en la mayoría de ocasiones, el arrepentimiento viene del dolor de haberle dado un hijo a quién hizo herida, y es inusual que venga de tener el hijo en sí, propósito último para muchas personas—. 

Como saben mis lectores, soy completamente antinatalista y no apoyo personalmente este tipo de decisiones, pero puedo comprender que va más allá —en las ocasiones en que lo sea—, del querer ser sexualmente libre en los términos mencionados, que es lo opuesto a la crianza de un hijo… sin la ayuda del hombre. He conocido también casos donde la mujer, dentro de un matrimonio, debido al interés del varón por los niños, se ve capacitada para desatender el asunto. Incluso, si sabe que el matrimonio bien se sostendrá por los niños, no tendrá problema en, como dices «buscar esperma». 

A: Cuánta razón sobre la soledad de los viejos: ¿quién va a querer cuidar de una persona si no te aporta nada y antes te lo dio todo? Eso sería hacer lo correcto y tener valores.

Por supuesto, esto dependerá de la relación de cada individuo con sus predecesores. «Eso sería hacer lo correcto» es una valoración enteramente subjetiva. Nada te ata a hacer absolutamente nada bueno por tus predecesores, exceptuando la parte moral. No hay ningún beneficio material en hacerlo, si no hay remordimientos a la hora de posicionarse en lo contrario. 

A: Qué pena que Schopenhauer no leyera Apoyo mutuo de Kropotkin; vería evidencias científicas de animales cuidándose entre ellos y nos hubiéramos librado de metáforas infantiles de unos de los mayores incels de la filosofía.

No es necesario: tenemos libros de ciencia que ilustran a la perfección las diferentes ventajas y desventajas de las prácticas altruistas, con sus respectivos beneficios materiales directos. Como se vio en El gen egoísta, una acción positiva para la comunidad viene con un efecto positivo para el individuo. 

Hay una diferencia substancial entre no recomendar la solidaridad —o como se le llame al «cuidado de viejos» en tu filosofía personal— y enumerar sus efectos positivos, negativos y neutrales. No promuevo la acción o inacción —excepto en el parir—, puesto que considero más importantes las consecuencias y la libertad de escoger, que la acción en sí. Tu charla sobre los «valores» y «lo correcto» pierde de vista los efectos y se centra en tu valoración subjetiva personal. 

A: Lo que se traduce en mayores suicidios en hombres, mayor soledad y problemas de drogas y adicciones.

Es bien sabido que los hombres tienen tendencias más impulsivas que las mujeres, por lo que es obvio que tomarán medidas más drásticas [violencia física tanto contra sí como contra los demás; esto incluye drogas, que son una forma de autolesión]. Tanto hombres como mujeres pueden sentirse «solos». 

A: ¿Para qué tener un sofá o una pareja si puedo cambiarlo cuando me plazca? No tengo que hacer esfuerzos en entender que al otro lado hay otra persona.

 de nuevo, cada uno debe poder tomar la decisión que mejor encaje consigo. Nadie debe forzar a nadie a «soportar», quien desee casarse se casará y tomará las medidas necesarias, y el matrimonio no es, de ninguna manera, una necesidad espiritual. Las necesidades espirituales son, en definitiva, necesidades materiales cubiertas de melancolía y expectativas. El matrimonio no es más que el compromiso de dos individuos para asegurarse de que las crías son propias y se hallan bien protegidas, es un intercambio constante de bienes y servicios. Proveerle de una dimensión extraterrenal es dañino tanto para las personas desposadas como para las no desposadas, puesto que genera expectativas, frustra en su incumplimiento y limita la visión. 

A: [Así] no tengo que trabajar ni la empatía ni la tolerancia a otras opiniones que no sean las mías», no hay nada de malo en confiar en la propia decisión. Son los valores; no me refiero a los valores tradicionales, sino a tener principios de responsabilidad, empatía y amor hacia los demás»

Todo lo mencionado son herramientas y, si el objetivo no va acorde, no hay por qué usarlas. Estas personas parecen haber modificado su perspectiva y, por ende, su actuar. No hay ninguna sorpresa ni reprimenda posible al echar un rápido vistazo superficial. 

A: Luego habrá que abrir los regalos, y que nadie se lleve sorpresas cuando este en el hospital moribundo y que no haya nadie en esa habitación de hospital.

Esas son las situaciones donde muchas personas hacen un shift en su conciencia. Puede parecer algo espiritual, pero es obvio que los humanos queremos a alguien que nos apoye en las situaciones difíciles. Una persona que se encuentra en el hospital se halla impedida y requerirá de apoyo, mejor si genuino, puesto que es más confiable. Esto no tiene nada de especial y es totalmente previsibleMuchas personas, cuando ya no están heridas, regresan a su mentalidad previa. Ser consciente de esto puede regular las emociones primitivas que afloran en circunstancias de necesidad.

A: “Llegará el día que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde” G.K. Chesterton.

Es un uso poético de su frase, pero su verdadero significado no es que las cosas no sean neutrales y no tengan múltiples aristas, sino más bien: «algún día lo evidente no deberá ser mencionado». De hecho, me encuentro yo en una mejor posición para sostener tal afirmación, puesto que lejos de publicar una valoración personal sobre el asunto —he sido muy tibio, muy impersonal, teniendo en cuenta mi posición política— he sido objetivo respecto a este fenómeno moderno. 

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